Minos y Teseo de la Atlántida

El poblamiento de Creta data de la época neolítica. Desde el tercer milenio antes de Cristo fue el centro de la civilización minoica, desarrollada en tres grandes periodos hasta el año 1000 a. C. El arqueólogo sir Arthur Evans observó el carácter distintivo de la civilización de Creta de acuerdo con sus hallazgos y propuso llamarla "minoica" en recuerdo del legendario rey Minos de Cnossos. Asimismo, creyó definir tres periodos dentro de esta civilización.


 

MINOS, rey de Creta, era hijo de Zeus y de una mujer fenicia de Tiro llamada Europa. Europa fue llevada a Creta por Zeus, que se había transformado en un toro blanco. Europa tenía dos hermanos: Cadmo, que llevó el alfabeto a Grecia, y Cílix, que dio nombre a la región de Cilicia (en la actual Turquía).

Minos pidió a Poseidón que hiciese surgir del mar un toro blanco y le prometió que se lo sacrificaría en su honor. Minos quería demostrar que los dioses estaban dispuestos a concederle todos los deseos, pero no cumplió su promesa y decidió conservar el hermoso animal. Poseidón se vengó inspirando a Pasifae, esposa de Minos, una irresistible pasión por el toro, del que concebirá a Asterión, llamado Minotauro; éste era un monstruo híbrido con cabeza de toro y cuerpo de hombre.

Cuando el rey Minos descubrió el nacimiento de Minotauro, lo ocultó con horror a todas las miradas encerrándolo en el Laberinto que su arquitecto Dédalo había concebido. El Laberinto era una maraña de salas y corredores donde todo aquel que entraba terminaba perdido, sin poder encontrar la salida. Representa la imagen de los edificios principescos del periodo minoico cretense. Su mismo nombre, "laberinto", recuerda el  nombre oriental Labris, Lábaro, esto es, la "doble hacha", emblema religioso y símbolo de la autoridad real. El Laberinto también puede ser considerado imagen del reino de la muerte.

La figura de Minos aparece como el primer soberano de Cnossos al que se atribuye haber civilizado a los cretenses. Murió en Sicilia como víctima de la astucia de las hijas de Dédalo. Sus dotes como legislador prudente y sabio le valieron el honor de convertirse, después de su muerte en Sicilia, en uno de los jueces de los muertos, junto con Éaco y Radamantis, en el Hades.

"El cretense Radamanto ejerce aquí un imperio durísimo. Indaga y castiga los fraudes y obliga a los hombres a confesar las culpas cometidas y que vanamente se complacían en guardar secretas, fiando su expiación al tardío momento de la muerte. Al punto de pronunciada la sentencia, la vengadora Tisífone, armada de un látigo, azota e insulta a los culpados, y presentándoles con la mano izquierda sus fieras serpientes, llama a la turba cruel de sus hermanas [las Furias]». (Eneida, Libro VI)

 


El nombre de Minos como rey o como dinastía refleja la potencia de la "thalassocracia" cretense que, desde el segundo milenio antes de nuestra era, se extendió por todo el mar Egeo. El tributo humano que Creta exigía a Atenas es testimonio del eco legendario de su poder. Minos impuso a los atenienses la entrega periódica de siete jóvenes y de siete doncellas para el Minotauro, en venganza de la muerte de su hijo Andrógeno en la lucha contra Atenas.

El príncipe ateniense TESEO, hijo de Etra y de Egeo, y a la vez de Poseidón, decidió oponerse a tal sangría y se ofreció para compartir la suerte de los desgraciados jóvenes, condenados a morir devorados por el Minotauro. Encerrado con sus compañeros en el Laberinto, Teseo se enfrentó con el monstruo, lo mató y consiguió salir del inextricable recinto gracias al hilo que le había dado Ariadna, la hija del rey Minos, enamorada de Teseo.

 


El sentido histórico es que Teseo liberó a su patria de la servidumbre económica respecto de Creta. La leyenda del Minotauro parece otra reminiscencia del culto cretense al toro.

El sentido psicoanalítico del mito es que Teseo se enfrentó a sus miedos, a sus pasiones subconscientes, para recuperar la conciencia, la identidad, la orientación de su destino. Este sentido se completa con los otros detalles de su vida: previamente fue educado por su abuelo; después, informado por su madre, desenterró la espada y las sandalias de su padre Egeo levantando una enorme roca y recobró las pruebas de su identidad, necesarias para ser reconocido como hijo legítimo y como sucesor real en Atenas. Regresó a Atenas por el istmo de Corinto, por donde acabó con la vida de diversos bandidos (entre ellos, Procustes). Ya en Atenas, tuvo que enfrentarse a sus primos, los cincuenta Palántidas, y los mató para que no se apoderaran del trono.
 

 

El periodo minoico medio (2000-1450 a. C.) corresponde con la época de esplendor en que Creta extendió su influencia por todo el Mediterráneo oriental.

A comienzos del minoico medio, los tres centros de Festos, Cnossos y Mallia dominaban la vida artística y comercial de la isla. Las ciudades no conocieron las fortificaciones; en ellas, las construcciones destacadas fueron los Palacios de Festos, Cnossos y Mallia. Por sus dimensiones y riqueza, los Palacios cretenses, también llamados Sedes del Tribunal, se pueden comparar a los de Egipto, Mesopotamia y Oriente Medio. Las relaciones marítimas, ya activas en esa época, introdujeron una gran riqueza.

La planta de los Palacios revela la presencia de otros edificios, los cuales se orientan de dentro hacia fuera, según exigencias prácticas, ya que sirvieron como centros de gobierno, sedes administrativas, santuarios, talleres y espacios de almacenamiento. El patio central estaba rodeado de los departamentos reales, tras los cuales se levantaban las habitaciones destinadas a la servidumbre, que serían las expuestas al exterior. Había una especie de cancillería real, cuyas actas se transcriben en la escritura conocida como "lineal A", antigua lengua cretense, antes de 1450 a. C., y "lineal B", lengua griega arcaica, más sencilla. La idea de escribir en tablillas de arcilla procede sin duda de Mesopotamia, con la que Creta estaba en contacto desde antiguo a través de los puertos de la costa siria.

La pintura inspirada en la naturaleza, sin figuras humanas, parece haber sido introducida por primera vez en el Mediterráneo en la isla de Creta: por ejemplo, los frescos de los delfines y los peces de Cnossos y el del gato al acecho de un pájaro en Hagia Triada. La ejecución de las flores -azafrán, lis, rosa, hiedra- representadas sin relieve, es atrayente, de sumo gusto y muy decorativa. 

Las pinturas con figuras humanas llenas de gracia, alegría y movimiento en Cnossos también son relevantes: las llamadas "Damas de azul", "Dama oferente", "Parisiense", "Príncipe sacerdote", "Capitán de los negros", "Copero", etc. También hay escenas de circo y de tauromaquia. El artista cretense rompe voluntariamente la monotonía de los desfiles y procesiones, e introduce la asimetría, la inestabilidad y tipos individuales.