La divinidad femenina, la Gran Madre de Creta y de Micenas estaba simbolizada por el pilar y el hacha y era la personificación del principio femenino, que favorece las crías de los animales, hace reverdecer los campos, da sus frutos y posiblemente reina también en el mundo subterráneo, a donde van las almas de los escogidos después de a muerte. Esa diosa parece haberse desdoblado en varias de las divinidades femeninas de la Grecia clásica. De la personificación de sus diversos atributos se formaron los mitos de Hera, Artemisa, Deméter y acaso Atenea.
El Heraion, santuario de la diosa Hera, diosa patrona de la ciudad-estado de Argos, era su centro religioso oficial, y estaba a ocho kilómetros de distancia. El famoso santuario de la diosa fue construido al pie sur de la cordillera de Evia (hoy Aetovouno), justo debajo de su pico más alto, Akraia. Hacia el oeste, esta pequeña cabaña está delimitada por el lecho del Arroyo del castillo moderno, que era utilizado por las sacerdotisas de la diosa para purificar. Al este de la colina se encuentra el río Glykeia, la antigua Asteria, que según la tradición proporcionó a Hera la protección de Argos en su competencia con Poseidón y debido a la ira del dios se transformó en lechos de torrentes.
Es sabido que el templo que los griegos consideraban más antiguo de la Grecia clásica, el de Hera, en Argos, fue de origen prehelénico. Por las excavaciones se ha comprobado que era la misma divinidad que veneraban los príncipes prehelénicos en el castillo de Tirinto, la cual después se instaló en Argos, la ciudad dórica de la llanura vecina.
Más evidente es el carácter prehelénico de la diosa infernal Perséfone, que gobierna en el reino de ultratumba. En Creta se la ha encontrado con un vestido cubierto de serpientes, alusión a su morada subterránea. Sus símbolos fueron el pilar y el hacha. La columna o pilar defendido por dos leones en la entrada de Micenas es el símbolo de la misma diosa de Creta. La diosa prehelénica de pechos desnudos reina en el Hades, con un león que guarda la entrada del mundo subterráneo y un grifo delante de su persona. Son ninfas con cabeza de animal las que conducen las almas que han sido transformadas después de pasar por la crisálida del cuerpo.
Sin embargo, donde se encuentran más supervivencias del culto prehelénico es en los oráculos y en los misterios. Antes de los sacerdotes dorios del santuario de Zeus en Dodona, hubo en Dodona un santuario de la diosa prehelénica y unas sacerdotisas, llamadas "palomas", acaso porque para adivinar el porvenir se valían, como presagio, del vuelo de las palomas del santuario.
Según la tradición, el santuario de Delfos, situado en un barranco profundo del monte Parnaso, fue primeramente encomendado a una profetisa. Al oráculo se le llamaba "el oráculo de la Tierra", e incluso una tradición asegura que el primero que profetizó en Delfos fue un sacerdote llegado de Creta. Todo esto ocurría antes de la llegada de los dorios y antes de la conquista del santuario por el dios Apolo. En los escritos de los antiguos nunca se comentaron con irreverencia las palabras del oráculo.
La religión está dominada, pues, por un principio femenino, de fecundidad, que denotaría influencias orientales. La divinidad suprema es una Gran Madre, servida de sacerdotisas de henchidos senos, que manipulan serpientes. Abundan los "cuernos de consagración". Los ritos agrarios son frecuentes, y los sacrificios, raramente cruentos, consisten en ofrendas de productos del campo. La presencia de animales fantásticos, grifos y monstruos diversos demuestra una influencia mesopotámica.
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| ARTEMISA representada por Jorge Apperley |
El Heraion, santuario de la diosa Hera, diosa patrona de la ciudad-estado de Argos, era su centro religioso oficial, y estaba a ocho kilómetros de distancia. El famoso santuario de la diosa fue construido al pie sur de la cordillera de Evia (hoy Aetovouno), justo debajo de su pico más alto, Akraia. Hacia el oeste, esta pequeña cabaña está delimitada por el lecho del Arroyo del castillo moderno, que era utilizado por las sacerdotisas de la diosa para purificar. Al este de la colina se encuentra el río Glykeia, la antigua Asteria, que según la tradición proporcionó a Hera la protección de Argos en su competencia con Poseidón y debido a la ira del dios se transformó en lechos de torrentes.
Es sabido que el templo que los griegos consideraban más antiguo de la Grecia clásica, el de Hera, en Argos, fue de origen prehelénico. Por las excavaciones se ha comprobado que era la misma divinidad que veneraban los príncipes prehelénicos en el castillo de Tirinto, la cual después se instaló en Argos, la ciudad dórica de la llanura vecina.
En Olimpia, había un templo más antiguo que el de Zeus: el templo de Hera, porque el culto a esta diosa era más antiguo que el de Zeus (aportado por los dorios). Los mismos Juegos Olímpicos eran presididos por una sacerdotisa.
Algo parecido ocurre con Atenea, la cual parece corresponder a una divinidad femenina prehelénica, como parece testimoniar la representación conservada en el Museo del Louvre (París) en que vemos a Atenea adornada con serpientes, quizá como recuerdo de su origen cretense. Atenea se convirtió en la divinidad femenina de los reyes de Atenas.
Algo parecido ocurre con Atenea, la cual parece corresponder a una divinidad femenina prehelénica, como parece testimoniar la representación conservada en el Museo del Louvre (París) en que vemos a Atenea adornada con serpientes, quizá como recuerdo de su origen cretense. Atenea se convirtió en la divinidad femenina de los reyes de Atenas.
Más evidente es el carácter prehelénico de la diosa infernal Perséfone, que gobierna en el reino de ultratumba. En Creta se la ha encontrado con un vestido cubierto de serpientes, alusión a su morada subterránea. Sus símbolos fueron el pilar y el hacha. La columna o pilar defendido por dos leones en la entrada de Micenas es el símbolo de la misma diosa de Creta. La diosa prehelénica de pechos desnudos reina en el Hades, con un león que guarda la entrada del mundo subterráneo y un grifo delante de su persona. Son ninfas con cabeza de animal las que conducen las almas que han sido transformadas después de pasar por la crisálida del cuerpo.
Sin embargo, donde se encuentran más supervivencias del culto prehelénico es en los oráculos y en los misterios. Antes de los sacerdotes dorios del santuario de Zeus en Dodona, hubo en Dodona un santuario de la diosa prehelénica y unas sacerdotisas, llamadas "palomas", acaso porque para adivinar el porvenir se valían, como presagio, del vuelo de las palomas del santuario.
Según la tradición, el santuario de Delfos, situado en un barranco profundo del monte Parnaso, fue primeramente encomendado a una profetisa. Al oráculo se le llamaba "el oráculo de la Tierra", e incluso una tradición asegura que el primero que profetizó en Delfos fue un sacerdote llegado de Creta. Todo esto ocurría antes de la llegada de los dorios y antes de la conquista del santuario por el dios Apolo. En los escritos de los antiguos nunca se comentaron con irreverencia las palabras del oráculo.
La religión está dominada, pues, por un principio femenino, de fecundidad, que denotaría influencias orientales. La divinidad suprema es una Gran Madre, servida de sacerdotisas de henchidos senos, que manipulan serpientes. Abundan los "cuernos de consagración". Los ritos agrarios son frecuentes, y los sacrificios, raramente cruentos, consisten en ofrendas de productos del campo. La presencia de animales fantásticos, grifos y monstruos diversos demuestra una influencia mesopotámica.
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| ESFINGE DE NAXOS, Museo Arqueológico de Argos |




